Se trata de un ático de 76 metros cuadrados con 30 de terraza. «Cuando lo compré se trataba de una casa horrible, con habitaciones pequeñas y una distribución lamentable», cuenta su propietario. Tras un proyecto de reforma llevado a cabo por un arquitecto, se ha transformado en una confortable vivienda de corte minimalista con tintes orientales (algunos muebles, cojines, pequeñas piezas decorativas, bambúes...).

 

 

-Apostar por la luz, que ha sido potenciada mediante un muro de cristal interior que no limita su recorrido y que dota a la estancia principal de mayor amplitud y la hace más diáfana.

 

-La terraza es otra pieza muy importante dentro de este hogar. Tremendamente acogedora, está preparada para poder ser disfrutada prácticamente durante todo el año.

 

-La carpintería interior en blanco combinada con madera en tonos miel de distinta intensidad.

 

-La rotundidad de las piezas centrales del mobiliario,  en tonos negros y rojos  y con grandes volúmenes que juegan al contraste.