¿Cómo concibieron este ‘miniplato’?
Fue sencillo. Nos reunimos todos los cocineros y empezamos a hacer pruebas. La suerte fue que ya nos gustó la primera que hicimos, por las texturas y contrastes entre dulce y amargo.
¿Cuál es el secreto de su tapa?
Creo que consiste en la diferencia de sabores que se forma en la boca. Eso y que es además un plato muy vistoso.
¿Es muy difícil de cocinar?
No tanto. El montaje, por ejemplo, es bastante sencillo. Lo que más cuesta es elaborar cada uno de los ingredientes. De hecho, animamos a todo aquel que le apetezca a que intente prepararlo en su casa.
¿Cómo acogió la tapa su clientela?
Para nosotros ha sido un éxito inesperado, ya que pensábamos que no iba a venir tanta gente a degustarlo, por eso de que estamos muy a las afueras de la ciudad.
¿Y los que no la probaron durante el concurso?
Pueden pasar por el restaurante porque la ofreceremos al público durante un tiempo, aunque no demasiado. Enseguida queremos ponernos a inventar nuevos platos.
Bio
Se formaron en Asturias y llevan 5 años al frente del restaurante del Palacio La Llorea.
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