Cuando la bolas son recuperadas en las inmediaciones de los campos de golf, en primer lugar se lavan y a continuación se apartan las que están en mal estado de las que se pueden reutilizar.

Éstas últimas se reagrupan para ser envasadas y puestas a la venta a un cincuenta por ciento aproximadamente de su precio de mercado.

El golf es un deporte en el que es habitual extraviar las bolas tras algunos lanzamientos y la pelotas perdidas entrañan tanto problemas medioambientales como de seguridad para los jugadores.

Las bolas se recuperan en lugares de difícil acceso, entre los que se encuentran el fondo de los lagos y las copas de los árboles y pasan a ser recicladas por la empresa andaluza Bolex, que se dedica profesionalmente a la recuperación y comercialización de las bolas de golf abandonadas.

El proyecto desarrollado por AIDO ha sido financiado por la Junta de Andalucía y, actualmente, se valora la posibilidad de exportar esta tecnología a Estados Unidos, ya que con este sistema se ha conseguido clasificar por primera vez en el mundo las bolas de golf según marca y modelo.