Entre pámpanos y sarmientos

los raigones. El último lagar de la Sierra de Montilla surge en mitad de unas lomas para ofrecer aceite de oliva, además de sus vinos.
los raigones. El último lagar de la Sierra de Montilla surge en mitad de unas lomas para ofrecer aceite de oliva, además de sus vinos.
los raigones. El último lagar de la Sierra de Montilla surge en mitad de unas lomas para ofrecer aceite de oliva, además de sus vinos.
La ruta por los lagares de la Sierra de Montilla concluye con la última visita a una de las bodegas con más solera y más vistosa de las que se puede recorrer en esta zona de la campiña cordobesa. Lagares ancestrales hay muchos, pero ninguno como el de Los Raigones. Localizado entre varias lomas, todavía conserva la torre de contrapeso y los vestigios de la prensa de viga, ubicada en la actual vivienda, que sirve como segunda residencia en verano. Ligado a la familia Jiménez Panadero desde principios del siglo pasado, ha ido pasando de generación en generación, con cambios en su estructura. En la actualidad desarrolla su actividad comercial con la marca Los Raigones que comercializa por toda España los vinos elaborados en el propio lagar. Sus viñas se sitúan en los pagos de Benavente Alto y Cerro Macho, con una extensión total de cultivo de 20 has. Las cepas de las viñas pedro ximénez, airén, montepila y baladí tienen edades comprendidas entre cuatro y 60 años. La ruta de los lagares reserva a los asistentes que acudan a la finca, un desayuno molinero, elaborado con aceite de la propia finca y con el tipo de pan típico de Montilla, un bollo pequeño llamado camachita. La vendimia se lleva a cabo mediante una moledora-bomba y prensa horizontal de 5.000 kg de capacidad, donde se obtienen los mejores mostos o yemas para almacenar la fermentación de 50.000 litros. El almacenamiento se lleva a cabo en una bodega de tinajas de cemento y otra con depósitos de acero inoxidable, que el visitante puede admirar durante el recorrido.
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