Una tesis señala que el anfiteatro romano de Carmona acogía a 20.000 personas y achaca su colapso a una crisis

  • SEVILLA, 6 (EUROPA PRESS)
Anfiteatro romano de Carmona
Anfiteatro romano de Carmona
CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE CARMONA
Anfiteatro romano de Carmona

Una tesis doctoral elaborada por el arqueólogo Alejandro Jiménez Hernández sobre el anfiteatro romano de Carmona (Sevilla), construido en el siglo I antes de Cristo y legado de la antigua Carmo, detalla que el recinto, "el más antiguo" de su tipología documentado en la Península Ibérica, podía acoger entre 18.000 y 20.000 espectadores, atribuyendo su "colapso" a finales del siglo II después de Cristo a una "profunda crisis" sufrida por la población a la que estaba asociado.

Esta prolija tesis doctoral, de más de 400 páginas, está firmada por el arqueólogo Alejandro Jiménez Hernández y cuenta con la dirección del prestigioso catedrático de la Universidad de Sevilla José Beltrán Fortes, quien por cierto ha participado en la confección de la candidatura del conjunto arqueológico de Itálica, enclavado en Santiponce, a la declaración de Patrimonio de la Humanidad.

El documento en cuestión, fechado en 2015 y recogido por Europa Press, parte de la idea de que el anfiteatro romano de Carmona, levantado entre los años 70 y 30 antes de Cristo, "no encaja en el modelo generalmente establecido" para este tipo de recintos y su forma, tamaño y cronología "han planteado un problema a la comunidad científica, que no ha logrado encontrarle un encaje satisfactorio en el contexto histórico actualmente establecido".

Precisamente por ello, el autor de esta tesis doctoral sostiene que "las particulares características del anfiteatro de Carmona hacen de él un ejemplar extraordinario, fuera de lo común y por ello, difícil de encuadrar".

A tal efecto, el autor advierte de que a la hora de estudiar esta construcción encuadrada en el Conjunto Arqueológico de Carmona, el hecho de que "las analogías mas próximas se establecieran generalmente con anfiteatros tardorrepublicanos y la comparación con ejemplares más conocidos de época imperial, fuera de su contexto, han ofrecido una imagen de anfiteatro poco monumental o modesto y de tamaño normal", toda vez que "su forma es la habitual en los anfiteatros coetáneos y su tamaño es de los mayores entre los anfiteatros republicanos y equiparable a los grandes anfiteatros hispanos imperiales: Itálica, Tarragona, Mérida o Ecija, con una capacidad que excedería con mucho la demanda de una población como la Carmo preimperial".

EL ANFITEATRO "MÁS ANTIGUO DOCUMENTADO EN LA PENÍNSULA"

En paralelo, Alejandro Jiménez Hernández expone que el anfiteatro romano de Carmona, "el mas antiguo documentado en la Península Ibérica y uno de los pocos conocidos fuera de la Península Itálica durante la República", fue construido "aprovechando una pequeña vaguada entre dos colinas junto a uno de los caminos principales de entrada a la ciudad", conformando un recinto cuyas estructuras "alcanzaron una altura de 12 metros desde la cota de la arena, lo que daba una escasa pendiente de 17 grados al graderío, algo insuficiente para garantizar la correcta visión del espectáculo".

También en cuanto al diseño del antiguo complejo, el autor de esta tesis detalla que el gradería contaba con "capacidad para entre 18.000 y 20.000 espectadores", toda vez que "sólo la grada baja estaba dotada de cinco escalones para colocar sillas, mientras que las gradas media y superior mantenían la pendiente original sin peldaños, por lo que los espectadores debían ver el espectáculo de pie o sentados directamente sobre el piso".

No obstante, precisa el autor que "durante sus aproximadamente 250 años de uso", el recinto "fue objeto de diversas reformas que afectaron especialmente a las 'carceres', que fueron ampliadas y cubiertas con bóveda de cantería en lugar de su techumbre de madera, y a la arena, modificando el aspecto del podio y las instalaciones para los espectáculos".

Alejandro Jiménez Hernández dedica además especial atención al "colapso" de este anfiteatro, es decir la caída en desuso de este recinto que a su juicio jugaba un papel importante en "uno de los momentos de mayor esplendor" de la antigua Carmo romana. El autor de la tesis, así, encuadra "el final del anfiteatro" de Carmona en el ocaso del siglo II después de Cristo o los comienzos del siglo III después de Cristo, "mucho antes del fin de los juegos gladiatorios en el imperio y cuando éstos estaban en pleno esplendor".

"GRAVE CRISIS" DE LA ANTIGUA CARMO ROMANA

Al respecto, el autor de esta tesis doctoral expone que el declive del anfiteatro de Carmona en un momento de auge de los espectáculos de gladiadores "podía considerarse en principio como una anomalía, si no fuera porque la propia ciudad de Carmona sufrió una grave crisis detectada a través de la arqueología con la progresiva ocupación de los espacios públicos monumentales para usos privados y, lo que es aun mas grave, con el colapso de gran parte de la red de saneamiento de la ciudad, lo que muestra una evidente debilidad del poder publico".

"Esta profunda crisis que afectó a Carmona es un siglo anterior a la considerada gran crisis del III después de Cristo y sus causas pudieron no ser exclusivas para la ciudad y tener un impacto mayor", analiza Alejandro Jiménez, recordando que "esta situación se produjo en otros anfiteatros de la Península Ibérica como los de Ampurias, Miróbriga o Cartagena", con lo que "se hace difícil aceptar que se tratase de una crisis local, con unas causas de impacto mayor".

En cualquier caso, el autor considera entre sus conclusiones que "el fin del uso del anfiteatro refleja el final de una era en la que Carmona fue un agente activo, poniendo fin a un protagonismo que (la ciudad) tardaría mucho tiempo en retomar".

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