Según el escrito del Fiscal la acusada comenzó a enviar continuos mensajes al que había sido su médico, algunos de carácter libidinoso. Le enviaba regalos y le visitaba en su lugar de trabajo, en el concejo de Valdés, produciéndole una tensión y estrés que hicieron que el hombre tuviera que coger la baja por depresión.

La víctima siempre le hizo saber a la acusada que no quería saber absolutamente nada de ella, le envió mensajes muy concisos diciéndoselo, pero la actitud de ella era insistente. El médico dio de baja su móvil pero la acusada le llamaba al teléfono particular de su domicilio, a donde incluso acudió tres veces en la primera semana del mes de marzo de 2017. Además, desde mayo de 2016 la acusada efectuó, en 29 días, 39 llamadas a horas intempestivas. Por todo ello, el 2 de marzo de 2017 se dictó auto de prohibición de aproximación y comunicación.

La acusada está diagnosticada de trastorno de ideas delirantes, que le limita conocer el alcance de sus actos, al encontrarse sus capacidades intelectivas y volitivas "entorpecidas".

La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de acoso. Concurre la circunstancia eximente incompleta de alteración psíquica, por lo que solicita que se condene a la acusada a seis meses de multa con una cuota diaria de 12 euros, con responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago.