La investigada es propietaria de un rebaño y acudió al cuartel de Iznalloz (Granada) el pasado junio a denunciar que le habían robado 261 de estos animales.
En su denuncia expuso que durante la madrugada del día 26 alguien rompió la valla perimetral de la finca y sustrajo 220 ovejas grandes, 27 ovejas con menos de un año, ocho cabras y seis chotos con la ayuda de perros, por lo que tuvo que ser alguien con conocimiento de pastoreo.
La patrulla del Seprona de la Guardia Civil de Guadix se hizo cargo de la investigación. Sus agentes realizaron una inspección ocular en la finca y tras recorrer muchas hectáreas de terreno encontraron 40 bolos ruminales electrónicos pertenecientes a otras tantas ovejas muertas.
La Guardia Civil comprobó después que estos bolos electrónicos correspondían a las ovejas denunciadas como robadas, por lo que, evidentemente, no pudieron ser robadas y la denuncia era falsa.
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