Y es que, la cocaína y otros estupefacientes no se disuelven, si no que se metabolizan y se expulsan luego a través de la orina.
De esta forma, el río Llobregat recibe 1,5 kg de cocaína al día. Analizados 29 fármacos, su presencia en el río Ebro llega a 8 kg diarios, lo que supone un vertido de tres toneladas al año.
Este estudio llega después de un polémico análisis parecido que indicaba que Miranda de Ebro era la segunda ciudad consumidora de cocaína del mundo.
El estupefaciente no llega al grifo
La cantidad de droga y fármacos que contienen las aguas residuales pasa por un proceso de depuración que elimina prácticamente la totalidad de estas sustancias. Esta agua saneada se vierte luego al río. Para convertirse en agua de boca debería pasar por otro tratamiento en una planta potabilizadora con lo que «es prácticamente imposible que lleguen al agua del grifo», aclaró ayer el director del estudio, Damià Barceló. Estas sustancias sí que dañan al ecosistema acuático.
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