Un ama de casa cabreada tira al río su carrito de la compra, un niño la rueda de su bicicleta, un escritor frustrado su máquina de soñar y los obreros de la construcción: palas, picos, cuerdas y herramientas varias. ¡Total, por una barbacoa!

Sin embargo, todas esas acciones individuales pueden sumar un desastre.

Los Amigos del Pisuerga han sacado estos días casi cinco toneladas de desperdicios. «Hay de todo, hasta una máquina de escribir», asegura Luis Ángel Largo, su presidente. «La gente no se da cuenta de que el agua es un bien fundamental que debemos de cuidar y somos afortunados de tener el río que tenemos en esta ciudad».

La asociación cuenta ya con 120 amigos y suelen actuar una o dos veces al año. «Esta vez hemos sacado tres camiones, pero para otra vez contaremos con la ayuda del Ayuntamiento, muy predispuesto, que nos ayudará con una máquina y podremos hacer una limpieza, más profunda todavía.