El pánico se extendió ayer por Karak, una localidad al noroeste de Pakistán. Siete terroristas, probablemente vinculados a Al Qaeda, según fuentes oficiales paquistaníes, entraron fuertemente armados a un colegio, tomando como rehenes a los 250 escolares y profesores que estaban en su interior.
Minutos antes, los asaltantes habían secuestrado a un médico, aunque la intervención de la Policía había permitido que éste huyera. Tras producirse un tiroteo, en el que perdió la vida uno de los terroristas, el grupo entró en la escuela.
Las fuerzas de seguridad paquistaníes no tardaron en rodear el edificio y entablar una negociación con los secuestradores, en la que también participaron varios líderes tribales de la zona. Ambas partes terminaron convenciendo a los islamistas de que pusieran fin al asalto a cambio de obtener su libertad.
El ministro de Interior paquistaní, Hamid Nawaz, confirmó horas después que los estudiantes y los docentes habían sido liberados, y añadió que los secuestradores se entregaron a un consejo tribal de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP). Según Nawaz, dicho consejo decidirá qué hacer con ellos, por lo que no serán juzgados por las fuerzas de seguridad.
Musharraf, en Londres
El presidente del país, Pervez Musharraf, se encuentra de visita oficial en Londres. Tras conocer la noticia del secuestro y su desenlace, se mostró satisfecho de que la situación se hubiera resuelto «de forma pacífica». Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, calificó de «inaceptable» la toma de niños como rehenes y tildó el suceso de «recordatorio al mundo de la amenaza terrorista».
Durante su reunión, ambos políticos hablaron de terrorismo y de las elecciones que se celebrarán en Pakistán el 18 de febrero. Brown calificó al régimen militar paquistaní de «aliado clave», y mostró su esperanza de que las elecciones sean «transparentes y creíbles».
Miedo a un nuevo Beslán
Las primeras noticias sobre el secuestro en Karak hicieron temer una situación similar a la que se produjo en septiembre de 2004 en la escuela rusa de Beslán, cuando un grupo terrorista checheno tomó como rehenes a más de mil personas, entre niños y personal escolar. El Gobierno de Putin ordenó el asalto del centro, que se saldó con 335 muertos, 156 de ellos niños. Afortunadamente, el secuestro de ayer terminó de un modo mucho más feliz.
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