No hay mejor lugar para emprender un nuevo proyecto, proponer un negocio o cerrar un contrato que un buen restaurante. Cada vez es más común en las empresas organizar un desayuno, un almuerzo o una cena de trabajo para tratar los asuntos laborales de un modo más ameno e informal que en una sala de reuniones.

PREPARATIVOS

Horario.- La hora del almuerzo es la más recomendable. Lo normal es que la jornada de trabajo sea partida y los convocados a la reunión dispongan de un par de horas para acudir a la comida. Una cena, por el hecho de ser de noche, podría resultar algo incómoda, y más si se trata de dos personas del sexo opuesto; y un desayuno puede ser demasiado breve e implica madrugar más de la cuenta.

Lugar.- El que invita debe elegir el sitio pensando en las otras personas. Lo mejor es reservar en un restaurante ya conocido (de calidad, con atención personalizada, sin ruidos y con aparcamiento fácil), que esté cerca del lugar de trabajo del invitado. Que se noten las molestias por llevar a cabo la comida de negocios.

LA HORA DE LA VERDAD

Apariencia.- Hay que cuidar al máximo la higiene y la vestimenta: el pelo limpio, la barba recortada, las uñas arregladas, el maquillaje perfecto y un traje adecuado al tipo de persona que estará enfrente. Si el restaurante es de etiqueta, es recomendable avisar al resto de comensales para que vistan de acuerdo al lugar y no se sientan violentos.

Puntualidad.- Conviene que el anfitrión llegue un poco antes, porque de lo contrario el invitado podría sentirse molesto esperando. Si vas a llegar tarde, llama para advertirlo y especifica el tiempo que vas a tardar; y si finalmente no puedes acudir, avisa personalmente, discúlpate y propón una nueva cita.

Modales.- La servilleta debe estar siempre sobre las rodillas. Si te levantas para ir al baño, déjala encima de la silla. No pongas ningún objeto sobre la mesa, y mucho menos el móvil. Puede parecer que estás pendiente de algo mucho más importante. Si fuera así, coméntalo, sé breve en la conversación y después apágalo. Fuma sólo si la otra persona enciende el primer cigarrillo.

Menú.- Si eres el anfitrión, propón un aperitivo y recomienda algún plato que ya conozcas y no sea especialmente engorroso de comer, sin que el invitado se sienta obligado a pedirlo. De esta forma le solucionarás la papeleta de elegir algo caro o desacertado.

Negocios.- Espera hasta el plato principal para entrar en materia. Si es posible, no saques papeles ni carpetas durante la comida. Deja el intercambio de tarjetas para la despedida, ya de pie y fuera del restaurante.