En este sentido, se aconseja adquirir los alimentos en establecimientos legalizados y de confianza, prestar atención al etiquetado y no romper la cadena de frío.
También hay que garantizar la conservación de los alimentos en el frigorífico respetando las temperaturas que requiere cada tipo de producto.
Así, los más perecederos como la carne y el pescado deben estar en la parte más fría de la nevera. Los productos frescos y crudos no deben conservarse más de dos o tres días y no superar la fecha de consumo preferente.
Es aconsejable separar los productos crudos de origen animal con los de origen vegetal, al igual que los alimentos crudos con los cocinados.
Los alimentos que contengan huevo no cocinado deben guardarse de inmediato en el frigorífico, y no deben pasar más de 24 horas hasta su consumo. Asimismo, antes de consumir frutas y verduras se recomienda lavarlas muy bien. No se debe ingerir alimentos crudos que no han sido conservados a la temperatura adecuada antes de su consumo.
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