Como ha señalado al término del debate, Gamarra pone hincapié en la necesidad de "lograr un equilibrio entre flexibilidad y seguridad" dentro de unas relaciones empresariales más dinámicas, productivas y globales. Una realidad -con nuevas formas de empleo propiciadas por la digitalización y por una mayor diversidad de la población activa vinculada a los cambios demográficos- en la que la "flexibilidad" ha actuado como motor de crecimiento pero, también, puede ser factor de inestabilidad.
Para evitar este riesgo, la Unión Europea -y las ciudades, cuyo papel reivindica la alcaldesa y vicepresidenta de la FEMP- trabaja en dotar al conjunto de los países miembros de una reglamentación adaptada a estos cambios económicos y sociales.
"El reto consiste en velar por que los dinámicos e innovadores mercados laborales que sustentan la competitividad de la UE se estructuren de forma que se garantice una protección básica a todos los trabajadores y un aumento de la productividad a largo plazo para los empleadores que permita la convergencia hacia mejores condiciones de vida y trabajo. O, lo que es lo mismo, ante nuevos marcos económicos, nuevos marcos laborales para unas condiciones laborales justas".
En este contexto, los miembros del Comité de las Regiones han debatido -entre otros aspectos- sobre limitación de los periodos de pruebas, mayor previsibilidad del tiempo de trabajo y horarios para aquellos que tengan calendarios variables, garantías de formación, compatibilidad de trabajos a tiempo parcial, información escrita que dote de mayor trasparencia a las condiciones laborales de todos los trabajadores, o circunstancias especiales propias de una economía colaborativa.
Las reformas en las que se trabaja en el seno de la Unión afectarán fundamentalmente a los entre dos y tres millones de trabajadores con empleos denominados como "no convencionales", en los que -como ha recordado Gamarra- se encuentran fundamentalmente los jóvenes. Pero, también, a los entre cuatro y siete millones de trabajadores que alcanzarán una mayor previsibilidad en sus empleos, resultando positivo para su salud y para la conciliación de su vida laboral y familiar; o a los miles de trabajadores que actualmente se ven afectados por clausulas de exclusividad que tienden a desaparecer.
Además -ha indicado Gamarra- el nuevo marco laboral vendrá no solo a beneficiar a los trabajadores sino que también los empleadores se verán favorecidos por "una lealtad mayor, mejores relaciones laborales, menos reclamaciones y una mejor planificación de los recursos, incrementando la productividad".
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