El artículo se llama Spain's hot potatoes, pero bien podría haberse titulado 'Homenaje a la patata brava'. Y es que el prestigioso diario The Wall Street Journal publica un artículo dedicado a este típico plato español, pero no sólo a sus aspectos culinarios, sino a la trascendencia que tiene en el contexto nacional.

Así, lo destaca como un elemento socializador, ya que nadie lo cocina en casa sino que todo el mundo "acude a los bares a comerlas". Es, en resumen, un "plato social" ya que la gente lo come "mientras habla de trabajo".

Pero las cualidades de las bravas no terminan ahí: ¿a que nunca hubiera pensado que un plato de patatas con dos salsas podría servir de vertebrador de la voluntad nacional? Pues según el diario, ante las inminentes elecciones, la "posibilidad de una ralentización de la economía" y las divergencias "sobre el rumbo del país", algunas de las cuales "recuerdan a la Guerra Civil", nada mejor que unas patatas bravas: "podrían desarrollar un nuevo rol como símbolo de unidad", ya que las bravas "mezclan las diversas culturas de España en un plato".

La unidad de la brava frente a la diversidad regional

Y es que, según el artículo, las patatas bravas son uno de los pocos elementos que no varían en nuestro país: aunque en cada región hay una cultura de la tapa diferente, variando los ingredientes (desde el pulpo gallego al jamón ibérico) e incluso los nombres (es el caso de los 'pintxos' vascos), la patata brava está presente en cualquier bar del país, esté en Córdoba o en San Sebastián.

¿El secreto para tal mérito? Según el diario, una receta "sencilla" pero "con millones de combinaciones". En palabras de Antonio Bertorz, uno de los entrevistados para la elaboración del artículo, la fórmula mágica del éxito está en encontrar el equilibrio entre las dos salsas del plato. Pero, advierten, hay "millones de posibilidades".