Agua

Este veranillo invernal es idóneo para convencer a los pocos que todavía se resisten a creer en el cambio climático. En Asturias nos sentimos ahora como si estuviéramos a la vera del mediterráneo. Un clima tan suave y favorable que permite tomar el sol en enero, lejos de los fríos y las lluvias de antes. Otra cosa es que no haya agua suficiente en el futuro como consecuencia de la brutal reducción de las precipitaciones. Hasta ahora parecía que estábamos a salvo de esas sequías que torturan al resto de España, pero tanto tiempo sin lluvia y sin nieve anticipan problemas para el equilibrio medioambiental. Habrá que creer que pueda ser este un invierno seco y cálido, pero llevamos tanto tiempo con unas condiciones climáticas tan irregulares y tan caprichosas que puede que Al Gore tenga razón, aunque sus argumentos sean demasiado dramáticos. Hay quejas motivadas por los excesos de los apologetas del miedo al cambio de clima, pero ya casi nadie duda que tenemos un problema importante. Este sol fuera de fecha nos pasará factura.
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