En el casco viejo de Oviedo, dormir un sábado por la noche es casi imposible. La asociación de ‘Afectados por la movida' ha pagado de su bolsillo un informe de medición de los ruidos nocturnos para demostrarlo y avalar sus peticiones de control de las licencias de locales en la zona antigua de la capital.

Unas 4.000 personas llenan cada sábado el casco viejo, según la asociación. Son, más o menos, los mismos residentes que tiene el barrio: 3.635 de los cuales, el 25%, tiene más de 65 años. Estos vecinos denuncian que soportan dentro de sus casas, y con la ventana cerrada, ruidos de la calle que superan entre 5,20 (en la plaza de Riego) y 20,60 decibelios (en la calle Carta Puebla), el máximo permitido en la ordenanza municipal: 28 dBA, el equivalente al ruido de tráfico de una calle en las afueras de una ciudad.

También se han registrado emisiones por encima de lo permitido en el resto de la zona vieja. El informe especifica en qué áreas: la calle Oscura (18,80 decibelios más), el Postigo Alto (15,80), Padre Suárez (15,80), San Antonio (13,80), Mon (13,50) y Altamirano (6,10).

En el exterior de los edificios, la contaminación acústica supera hasta 23,90 decibelios los 45 permitidos por la noche. En la calle Mon, con 68,40 decibelios registrados, se rebasa incluso el límite diurno, los 55 decibelios. Lo mismo pasa en las calles Oscura (65,90 decibelios), Carta Puebla (57,70) y Altamirano (56,50).

La asociación presentó ayer las mediciones de ruido al concejal de Seguridad Ciudadana, Jaime Reinares. Y el edil prometió que los vecinos no pagarán los 150 euros que hasta ahora abonaban a la policía local si la medición daba negativa. La reunión de ayer era con el edil de Licencias, Alberto Mortera, que no acudió a la cita.