El cristal tallado es una de las artes más famosas de Polonia, y en Madrid se pueden encontrar de la mano del polaco Andrzej Kulikowski, artesano del cristal que, aprovechando las bondades de la apertura fronteriza de Unión Europea, se pasa la vida viajando de país en país y ofreciendo su arte.

Andrzej se define como un artista. En Madrid va vendiendo por los mercadillos que suelen haber en las plazas y salidas del metro. Comparte puesto con otro artista polaco que vende cuadros con dibujos en relieve hechos con cuero, mientras le explica a la gente –medio en castellano, medio en inglés– de qué se trata el arte del vidrio.

«Es una técnica muy difícil», dice mientras muestra una copa tallada que tiene dos tipos de vidrio, azul y blanco, y un dibujo de un animal tallado dentro. «Hay que tallar con cuidado en uno y otro vidrio y hacerlos encajar». A menos que sean objetos pequeñitos, como dedales o cucharas, los productos son normalmente caros y están pensados para gente que valora y sabe lo que es  el trabajo artístico. «Es un trabajo que se paga porque lleva mucho tiempo hacerlo», agrega Andrzej.

«Y hay gente en España que lo valora y lo paga. Se vende bien». Además de las vajillas compuestas de todos los tipos de platos, y objetos que son simplemente obras de arte, Andrzej se ofrece a preparar objetos especialmente pensados para quien se los pida, hace encargos y en cuanto el vidrio cae en sus manos no se le resiste ninguna pieza. Le han pedido diseños especiales encargados con detalles de escudos y todo tipo de vajillas de colores.