En las calles de Barcelona dormían en la madrugada de este jueves un total de 956 personas (70 menos que en 2017, cuando se contabilizaron 1.026), según el recuento hecho por la Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar (XAPSLL) en colaboración con 920 personas voluntarias y el Ajuntament.

Un total de 2.099 pernoctan en albergues municipales o de entidades sociales (1.954 en 2017), sumando así 3.591 personas sin una casa si toda esta gente sin un techo permanente se añaden las 536 personas que ocupan asentamientos irregulares, en cifras del primer trimestre de este año.

El fenómeno de la infra vivienda es «muy preocupante» para la regidora de Drets Socials, Laia Ortiz, que insistió en desvincularlo, por su complejidad, de dormir al raso o en equipamientos. Este mismo jueves, la Síndica de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, anunciaba que abría una actuación de oficio tras visitar dos asentamientos localizados en el distrito de Sant Martí. Denunció que la «dimensión de la problemática no para de crecer a pesar del esfuerzo municipal».

Desde la XAPSLL, Joaquim Corral, portavoz de las entidades sociales  que la conforman, puso algo de contexto a la «foto fija» de la falta de un techo en Barcelona. Explicó que les inquieta especialmente el aumento de las personas muy jóvenes entre el colectivo. De hecho, en el último año, el Consistorio ha atendido a un 30% más de jóvenes sin casa, muchos de ellos ex tutelados por la Generalitat que se ven abocados a la calle llegada la mayoría de edad.

Corral destacó la puesta en marcha el pasado mes de enero del primer centro municipal específico para jóvenes en esta situación, bautizado como Maria Feixa, dentro del Pla municipal de Lluita contra el Sensellarisme. Este  acoge a jóvenes de 18 a 21 años y ampliable hasta los 25.

Otro hecho preocupante para la entidad es también que se ha pasado, en cinco años, de un 5% de  personas sin hogar alojadas por la XAPSLL en 2012, a pesar de percibir ingresos por un puesto de trabajo, al 14,3% del pasado año 2017.

Como dato positivo, los responsables de la XAPSLL destacaron el pequeño «trasvase» que han detectado este año de personas que dejan la calle para pasar a dormir en un recinto público o privado.

Para ir potenciando este tránsito, se están planteando los futuros equipamientos públicos con especialización en colectivos determinados: 20 alojamientos para personas solas y parejas a partir de octubre en la calle Tànger del Poblenou; 15 más con servicios para familias sin hogar a partir del año que viene en un nuevo centro en la calle Alí Bei y 14 plazas con servicios para más personas solas y parejas en la calle Mestres Casals.

Además, se está dotando a los centros de habitaciones individuales  para buscar una mayor autonomía e intimidad del residente, un aspecto muy demandando por las personas sin hogar más reticentes a dejar la calle por un techo municipal o de entidades por tener que convivir con muchas otras personas con las que, a menudo, tienen muy poco en común más allá de la manifiesta falta de vivienda.

Si la «foto fija» de hace dos noches en Barcelona se traslada a hace una década  (de 2008 a la actualidad)  la cantidad de personas que duermen en la calle detectadas por los sucesivos recuentos ha pasado de 658 a 956, un incremento del 45,3%. Mientras que las que pernoctan en recursos residenciales han subido un 76,3% en los últimos 10 años (de 1.190 en 2008 a 2.099 este año).