Mucho ha llovido desde que Carlos Franco (Madrid, 1951) debutase en la madrileña galería Amadís allá por 1972. La prestigiosa galería Marlborough, que le representa desde el inicio del nuevo milenio ha definido su estilo como "una concepción multicultural de su identidad inconsciente y estilística en cuanto reinterpretación colorista y cargada de significados de motivos clásicos, de las fuentes mitológicas, de las imágenes subconscientes y la consideración de la pintura como órgano de los sentidos".

Protagonista en primera persona de ese periodo clave para la historia de nuestro país que supuso la transición de la dictadura a la democracia, es conocido, sobre todo, por ser el autor de los murales que decoran la fachada de uno de los atractivos por excelencia de la capital: la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor, que finalizó en el año 1992.

El Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada le dedica estos días y hasta el próximo 22 de julio, la exposición Pintar sobre todo. Una amplia y muy completa retrospectiva que abarca los últimos 40 años de su obra e incluye, además, trabajos realizados por el artista en el propio centro durante los últimos meses para ser expuestos en él. Por supuesto, también podrán verse, a tamaño real, los dibujos que en su día elaboró para su proyecto en la Plaza Mayor.

La muestra reúne 150 obras de este autor que ha sido considerado "un maestro del dibujo" pero cuya obra también se ha movido desde las pinturas de culturas antiguas hasta el surrealismo y las técnicas digitales. Su eclecticismo le ha llevado también a terrenos más desconocidos como la elaboración de los decorados para el Congreso Nacional de Magia de 1977 o las esculturas y hierro forjado expuestas en los escaparates de la prestigiosa marca Loewe en el año 96.

La obra de este veterano del arte español ha podido verse en el Museo Nacional de Arte Moderno Reina Sofía, en el Monasterio de Silos, en la Fundación MAPFRE, en el Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid así como en Panamá, Brasil o Costa Rica.