Así lo ha explicado la directora del Centro, Lydia Blanco, quien ha aclarado que cambiar de los convenios que se firmaban antes con cada hermandad a la concesión de estas subvenciones responde a la necesidad de adaptarse a la legislación, pero también se han tenido en cuenta algunas cuestiones que ya se contemplaban antes y otros criterios "en positivo" y que pretenden "estimular" a las organizaciones.

En primer lugar, ha explicado Blanco en declaraciones a Europa Press, se ha tenido en cuenta el sueldo de los trabajadores de las hermandades, a los que se paga con esta subvención -suponen algo más de 400.000 euros del total de subvención-.

A este respecto, la directora del Centro de Hemoterapia ha señalado que financian los salarios "igualados" a los que tiene la Administración para la misma categoría profesional, pero además se trata de "homologar" el número de empleados porque cada uno tiene un número distinto, algo que se "arrastra históricamente".

Además, se tienen en cuenta cuestiones como la población porque cuanta mayor sea ésta debería haber más donaciones; el número de donaciones o el índice de donación, que es un criterio que puntuado de manera especial porque sí revela el trabajo de promoción de cada zona.

En concreto, el índice es de 42,3 donaciones por cada 1.000 habitantes, y ha diferencias que oscilan entre las 28,4 de El Bierzo y Laciana y las 56,3 de Burgos, lo que sí reflejan de algún modo la "implicación" de la hermandad, pero al mismo tiempo hay otros "índices de corrección" como el envejecimiento o la densidad de población, ya que personas más mayores dificultan la donación y la baja densidad hace más difícil los desplazamientos a grandes núcleos para hacerlo.

OBJETIVIDAD Y "ESTÍMULO"

Blanco ha explicado que las subvenciones deben tener unos parámetros objetivos, antes se daba unos fondos totales dependiendo del salario de los trabajadores y la población y ahora se han introducido "correcciones en positivo, estimulantes, al que más se esfuerza se le paga un poquito más en la subvención".

"Es para estimular, para nosotros cuenta muchísimo el índice de donación de cada provincia, hay provincias con mucha población, hay algunas mayores y otras menores, eso tiene que ver con la participación, pero también corrigen el envejecimiento y la densidad de población", ha agregado.

Las subvenciones concedidas suponen 71.682,45 euros para la Hermandad de Ávila; 64.308,38 para la de Burgos; 78.931,38 para la de El Bierzo y Laciana; 64.324,8 para la de León; 50.357,65 euros para la de Palencia y 56.972,61 para la de Salamanca. La de Segovia recibirá 54.498,52 euros, la de Soria 41.472,61 euros, la de Valladolid 125.474,4, la de Zamora 49.759,11 euros y la Federación recibirá 30.000 euros.

El 50 por ciento de estos fondos se han abonado ya y, tras una justificación de gastos, se libera el siguiente 50 por ciento, algo que se trata de hacer rápido para que no haya problemas de salarios o personal en descubierto.

Para el cálculo de las cuantías, además del numero de trabajadores, que determina el grueso de cada una de ellas, se establecen cuantías en función del número de habitantes, de manera que hasta 100.000 personas se otorgan 1.000 euros, 6.000 hasta 199.999, 15.000 a partir de esta cifra y de 500.000 en adelante 18.000 euros.

Se establecen tramos de entre 1.000 y 3.500 euros para el número de donaciones (de 5.000 donaciones cada escalón) y el índice de donaciones marca cuantías que son de 6.000 euros para las hermandades que tengan menos de 35 donaciones por cada 1.000 habitantes, 12.000 para los que estén entre 35 y no lleguen a 40, 14.000 hasta 43,9 y 16.000 de 44 en adelante.

Por envejecimiento se ha asignado una cuantía fija de 5.000 euros para las hermandades que desarrollan su actividad en provincias con un índice de envejecimiento elevado superior a 220 por cien (según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística). Así, se benefician de esta cuantía las hermandades de El Bierzo y Laciana, la de León y la de Zamora. Otros 500 euros se otorgan a las de Soria y Zamora por una densidad de población inferior a 20 habitantes por kilómetro cuadrado.