Un hombre denuncia las molestias que sufre al confundirse su casa con un 'puticlub'

  • Los servicios de alterne tienen lugar en una caseta de campo cercana al domicilio del denunciante.
  • En poco tiempo, los vecinos han pasado del cotilleo a las molestias.
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Un vecino de la localidad de Santa Margalida reclamó ayer ante la Guardia Civil y ante el párroco de la localidad mallorquina los supuestos servicios de alterne que tienen lugar, desde los días previos al comienzo de la Navidad, en una caseta de campo en las inmediaciones del camino de So na Fillola, junto a la carretera que une la localidad con Llubí, según informa hoy el Diario de Mallorca.

Al tratarse de la primera casa de citas en funcionamiento en la villa -hasta ahora esta clase de servicios sólo eran habituales de la zona turística de Can Picafort o en otra finca rústica próxima a Ariany-, lógicamente ha ido desatando toda clase de opiniones y siendo la comidilla de los bares del pueblo.

Sin embargo, en poco tiempo se ha pasado del cotilleo a las molestias, y este fin de semana el asunto ha tomado tintes más serios, al denunciar verbalmente éste vecino en el cuartelillo de la Guardia civil la supuesta actividad, con el fin de que se precinte la misma.

Este hombre reside en una casa de alquiler en la entrada a Santa Margalida por la carretera a Manacor, junto a un concesionario de coches, y muy cerca del local de alterne en cuestión. La oscuridad que reina en la zona y la falta de indicadores da pie a confusiones, hasta el punto de que "tanto el sábado como el domingo, después del fútbol" el afectado recibió varias visitas de clientes preguntando si en su domicilio "estaban las putas", explica.

Informó al párroco

El hecho de que se molestara a distintas horas a este propietario colmó ayer su paciencia, y acudió presto a dar parte a la Benemérita y al párroco.

El afectado no formuló denuncia por escrito, pero sí dio cuenta de palabra de lo acontecido en su casa, aunque no salió muy convencido de que la Guardia Civil tome las medidas pertinentes para evitarle nuevos incidentes. Si bien este margalidà es por ahora el más perjudicado por el vecino prostíbulo -que en cualquier caso estaría desarrollando su actividad de manera ilegal, al ubicarse en suelo rústico-, no es el único que protesta por su presencia.

Otros vecinos del pueblo han expresado su rechazo a esta clase de establecimientos por los problemas que llevan asociados consigo, y temen que se repitan incidentes como los que suceden a menudo en Llubí con un negocio igual, aunque en el interior de la localidad.

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