Opuestos

Mujer en un trabajo «de hombres»... Mercedes Castillo. Es conductora de taxi. Tiene 46 años, está casada y tiene dos hijos. Es de un pueblo de Guadalajara, pero hace cinco años que vive en Madrid.

¿Por qué se hizo taxista? Fue hace doce años, cuando cerraron la agencia de viajes en la que trabajaba. Mi padre era taxista. La mayoría de las pocas mujeres que trabajamos en esto tenemos alguna relación familiar con los taxis.

¿Cómo la tratan los hombres? Cuando comencé era todo muy raro. La gente me miraba y me decía: «¿Cómo? ¿Taxista y mujer?». Ahora ya no. Por lo general, me tratan muy bien. Los hombres con los que trabajo son muy amables.

¿Conoce alguna otra taxista? En Madrid somos mil y pico. Yo conozco personalmente a dos, que además son amigas.

¿Habrá más en el futuro? Tiene que pasar mucho tiempo, porque tener un taxi implica tener una licencia, y no es fácil conseguirla. Es un mundo un poco cerrado.

Hombre en un trabajo «de mujeres»... Felipe Cruz. Tiene 25 años. Trabaja como secretario mientras estudia Ciencias Políticas. Es de Boadilla del Monte y está soltero.

¿Por qué secretario? Es un trabajo como cualquier otro, sólo que casi siempre lo hacen las mujeres. Yo no veo por qué no iba a poder hacerlo. Atiendo el teléfono, paso llamadas, llevo un registro, paso documentos en limpio, preparo los vasos de café cuando hay reuniones...

¿Cómo le tratan las mujeres? Bien. No veo por qué me iban a tratar mal. Un hombre puede trabajar como secretario como una mujer en la construcción. Son papeles que nos ha impuesto la sociedad, aunque la cosa va cambiando.

¿Conoce a algún otro secretario? Sólo a uno. Cuando hice la entrevista me dijeron que normalmente eran chicas, pero que ellos preferían un hombre.

¿Le dicen algo los hombres por ser secretario? Alguno ha hecho algún comentario, pero la gente se va habituando.

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