El primer centro comercial de Valencia acaba de cumplir un cuarto de siglo y, pese a que durante estos años le han salido duros competidores, ha logrado asentarse como lo que pretendía ser: un nuevo centro de la ciudad.

«Era una apuesta arriesgada, porque estaba en las afueras de la ciudad y había que cruzar el río para venir, toda una barrera psicológica por aquel entonces», explica su director, Alfredo Tell. La idea consistió en vender los locales comerciales, con lo que acabó formándose algo parecido a una comunidad de propietarios, más que un centro comercial explotado por una única empresa.

Por ello, los impulsores de este complejo no creen haber contribuido al ocaso del comercio tradicional valenciano. «Aquí se combinan las tiendas de toda la vida con las franquicias, y eso el cliente lo aprecia», prosigue Tell.

Sus dirigentes consideran que han superado la dura prueba de la competencia tras el aluvión de centros comerciales que abrieron en Valencia a los pocos años de su inauguración. «Seguimos siendo el que más afluencia de visitantes tiene».

La «ubicación privilegiada» de la que presumen en Nuevo Centro puede haber sido el secreto de su éxito. «Notamos más los sábados la competencia: antes venía todo el mundo aquí».

Cambios en el consumo

La evolución de los hábitos de consumo ha sido muy pronunciada en estos 25 años. De las tiendas de regalos y ropa, mayoritarias en 1982, Nuevo Centro ha pasado a estar lleno de productos de informática y telefonía, tecnología, videojuegos...

De cara al futuro, la zona exterior cambiará de cara, con una nueva fachada de trencadís, y una pantalla gigante de 50 metros cuadrados presidirá la plaza exterior para transmitir grandes eventos con público (fútbol, Fórmula 1, conciertos de música...).

La locomotora del metro fue vital

Los inicios de Nuevo Centro fueron complicados por la necesidad de involucrar a empresarios y convencer a los posibles compradores para que se acercaran a un punto que, si hoy ya se considera céntrico, en 1982 era poco menos que una isla. La llegada del metro en 1988 facilitó el acceso de gran parte de sus clientes, pero la apertura de El Corte Inglés y la cercanía del hospital La Fe fueron dos polos de atracción igualmente decisivos, explican desde la actual dirección del centro comercial.