Cada uno por una razón, pero todos emigraron para trabajar. Gibrán, licenciado en Filología Inglesa, da clases de español en un colegio en Liverpool. Tenía un empleo en Gijón, pero tuvo claro que «si quería progresar en mi trabajo, tenía que irme». Para Raúl, que es ambientólogo, fue aún más difícil: no tuvo otro remedio que trasladarse a Barcelona para «tener un contrato con un sueldo digno».
Raúl Pertierra, Gibrán de Lucas y Eduardo Naya son gijoneses y amigos de siempre. Las vacaciones de Navidad les sirven para reencontrarse y
estar unos días en casa. Ellos, como otros
30.000 asturianos universitarios menores de 35 años, emigraron para encontrar un trabajo de lo suyo. Aunque se vieron obligados a ello, trabajar fuera de la región les ha aportado mucho «
personal y profesionalmente», tal como dice Eduardo, que es ingeniero telemático en Madrid.
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