«Hace poco fui a buscar trabajo a una empresa de autobuses de Picassent, pero no hubo forma: me enviaban de un sitio a otro, y ni me recibieron. En el paro me dijeron que en algunos casos no quieren mujeres».

Éste es el panorama que se encuentra constantemente N. P, una valenciana de 34 años que se dedica a conducir camiones, autobuses y taxis. Ha presentado varias denuncias ante la Inspección de Trabajo porque asegura que la rechazan «por ser mujer», pese a ser una de las profesiones con falta de empleados en la Comunitat, según el Inem.

En las que ha llegado a trabajar «han abusado de mí, una vez llegué a estar 80 horas seguidas en un autobús, y sin asegurar», explica. Además, apunta que en el Institut de la Dona le piden «pruebas de que estas empresas hayan contratado hombres para el mismo puesto».

Antes de sacarse la licencia para camiones era contable en una conocida librería de Valencia, pero fue acusada de fingir una baja laboral por perder a su hija a los siete meses de embarazo y la despidieron. Ahora lleva más de un año buscando, y asegura: «Los compañeros se comportan muy bien conmigo», y siempre han sido todos hombres. «Para conducir un autobús no se necesita fuerza, y el camión lo cargaba yo misma», dice.