«Es un trauma que sólo puede imaginar quien lo ha vivido, peor que la muerte», dice Salvador. Su hijo lleva siete años desaparecido. Él ha montado una asociación, Adesepa, para quienes están viviendo su infierno y mueve cielo y tierra para dar con Alberto, vivo o muerto. 

 

¿Cómo desapareció?  

 

De día, en Valencia. Iba a casa de su novia, pero no llegó.

 

 

La embajada de Colombia me informó que en 1998 entró desde Londres y que luego viajó a los Estados Unidos. 

 

 

Nos desestructuró psicológica y físicamente. Yo estoy sedado todo el día e intento mantener la cabeza bien amueblada. De lo contrario, ¿quién buscaría a mi hijo?

 

 

Hacen más de lo que el Estado pone en sus manos, pero pedimos una policía que se dedique sólo a desapariciones, como en otros países. En Valencia se montó una unidad para coches quemados y yo creo que sólo una persona vale más que todos los coches quemados, ¿no?

 

BIO

 

Nació en Málaga hace 64 años. Su hijo desapareció con 29.