«Entró bien, pero salió con un tiro en el estómago»

Sonia fue a dar un paseo con su perra Lola. El animalito se coló en una empresa y la arrojaron por encima de una verja, herida grave de un disparo.
Lola, la pequeña caniche, recibe los mimos de su cuidadora tras recibir un tiro en el estómago.(Fernando Muñoz).
Lola, la pequeña caniche, recibe los mimos de su cuidadora tras recibir un tiro en el estómago.(Fernando Muñoz).
Lola, la pequeña caniche, recibe los mimos de su cuidadora tras recibir un tiro en el estómago.(Fernando Muñoz).

Al borde de la muerte. Lola, una pequeña perrita caniche de menos de 6 kilos, lucha por salir adelante tras ser operada de un tiro en el estómago. Correteaba como loca detrás de unos patos y entró por error en una empresa. De allí, salió malherida.

Ocurrió cuando Sonia Meroño, su dueña, la soltó para que jugara el pasado miércoles 5 de diciembre en la carretera de Santa Catalina.

«Estaba paseando con Lola. Le quité le correa para que jugara y, de repente, se coló en la empresa, que también es una casa, porque las puertas estaban abiertas. La llamé desde la puerta, pero, como no salía, entré a preguntar».

«Encima, pedí perdón»

Sonia explicó a un hombre lo sucedido. «Éste habló con otro que me dijo sí, yo te la saco. En ese instante, oí cómo mi perra gritaba. Justo después, volvió a salir el hombre y me dijo que ya la tenía fuera. Lo más increíble es que hasta me disculpé».

A Lola la habían tirado por encima de una valla y Sonia comprobó que sangraba. «Pensé que era por la caída, pero, cuando llegué a casa, vi que la herida no tenía buena pinta. Al llevar a la perra al veterinario y hacerle una radiografía nos dimos cuenta de que le habían pegado un tiro».

No es el primer trance por el que pasa Lola. Sonia la adoptó porque su antigua familia no la quería. «Tiene un año y medio. Le encanta correr, jugar con otros perros y es un muelle porque no para de saltar. Ahora, sólo espero que se recupere. Hemos denunciado a la empresa, pero, me han roto el corazón».

Por su parte, el responsable de la empresa, G. O., niega los hechos. «Nadie ha pegado ningún tiro a ningún perro, al menos, que yo sepa. Esto es una casa de huerta y aquí entran muchos animales».

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