Deben combinar bien con los colores de los muebles de la estancia y con la superficie en la que se colocan.
Se recomienda emplear tonos distintos al del sofá, sillón o edredón sobre el que están para romper con la monotonía.
Juegue a los contrastes. Por ejemplo, en un sofá blanco o crudo, unos cojines en tonos sólidos y llamativos pueden ser un gran acierto.
La forma más habitual es la cuadrada o rectangular de un tamaño comedido, pero en el mercado existe toda una gama de tamaños y formas. Atrévase con ellos.
Un barato lavado de cara
Y no olvide nunca que cambiar los cojines es una forma muy sencilla y barata de dar un aire nuevo a cualquier estancia. Sobre todo resulta aconsejable durante los cambios de estación: puede tener cojines de verano, en colores más vivos y telas más frescas, y de invierno, con telas más pesadas y densas y colores más acogedores y cálidos.
Este económico y aconsejable cambio de apariencia se verá reforzado si también cambia las cortinas, visillos, colchas, alfombras y demás ropa de hogar.
Con animales y niños en casa
Si en la casa hay niños pequeños o animales de compañía, más vale prevenir que curar a la hora de elegir los cojines. Para evitar futuros disgustos o tener más trabajo para mantener la casa presentable, es muy recomendable vigilar que todo cojín elegido sea fácilmente lavable, que esté confeccionado en un material que no atraiga o atrape los pelos y que tengan un color o un estampado sufridito. También en este caso es un consejo aplicable a cortinas, tapizados o alfombras.
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