G. C. R. , de 67 años, falleció tras ser intervenida para colocarle un marcapasos en la clínica Sagrado Corazón en 2003. Durante la operación sufrió una hemorragia causada por el desgarro accidental de una vena mamaria, lo que le produjo la muerte. Cuatro años después, el juez condena al cirujano, D. A. G. L, a dos años de prisión y tres de inhabilitación profesional como responsable de un delito de homicidio por imprudencia profesional, ya que se enfrentó a la operación de «forma rutinaria» y no supo responder cuando se produjo una complicación. Además, deberá indemnizar al marido y a los hijos de la víctima con 74.417 y 9.095 euros, respectivamente.
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