Los ministros de Exteriores de la UE se reunieron ayer para alcanzar una respuesta común ante la posible independencia de Kosovo, provincia serbia de mayoría albanesa, el próximo febrero.

El plazo de negociaciones de 120 días impuesto por la ONU venció ayer sin acuerdo. Por ello, los titulares de Exteriores discutieron ayer el informe de la UE, EE UU y Rusia sobre el tema.

El mayor problema reside en las diferencias entre Serbia y Kosovo. Belgrado considera a Kosovo parte de su territorio y está dispuesta a conceder a los albaneses una amplía autonomía, pero en ningún caso la soberanía.

Por su parte, los albanokosovares han anunciado que podrían declarar la secesión en cualquier momento. No obstante, también subrayaron que adecuarán sus pasos a la UE y a EE UU, para una «proclamación de la independencia coordinada»

El único país de la UE que se opone a la independencia es Chipre. Además, Rusia apoya a Serbia y se opone a que Kosovo declare su separación de forma unilateral, ya que según su ministro de Exteriores, «causaría una reacción en cadena» en los Balcanes y otros lugares.

El titular de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, afirmó ayer que aún no hay unanimidad en la UE. Además, subrayó que sería «negativa» una declaración unilateral y abogó por un «proceso controlado» que dé «estabilidad en los Balcanes».

Marcha en Pristina

Miles de ciudadanos salieron ayer a la calle en la capital de Kosovo, Pristina, bajo el lema Todos por la independencia.

Un proceso de casi una década

Tras el término de la guerra de los Balcanes, en 1999, se firmó un plan de paz para Kosovo por el que la ONU asumía el gobierno de la provincia hasta que los kosovares pudieran tomar las riendas. Conversaciones previas sobre su futuro estatus han acabado sin resultados. El mes pasado, el ex líder guerrillero Hashim Thaci dijo que proclamaría la independencia tras ganar las elecciones.