Más que el jefe, es el rey. Bruce Springsteen está a punto de lograr un hito en la historia musical española: colgar el cartel de «No hay entradas» en el Nou Camp de Barcelona dos veces seguidas, el 19 y el 20 de julio de 2008.

Tras cinco conciertos en España el pasado otoño, cuyo aforo se completó en pocas horas, y dos actuaciones este mismo mes en la capital y en Barakaldo, el Boss ha conseguido colapsar de nuevo los sistemas informáticos y arrastrar a sus fans a hacer cola.

La excusa es su nuevo disco, Magic, en la calle desde el 20 de octubre, con el que vuelve a juntar a la legendaria E Street Band. Milán, Arnheim, Mannheim, Oslo, Copenhague, Estocolmo, Amberes, Colonia, Belfast, París y Londres le esperan en lo que promete ser un tour antológico.

72.000 entradas por noche

Hablamos de unas 72.000 entradas por concierto, lo que acarrea infinidad de problemas tanto a los seguidores como a las promotoras por la pobre infraestructura que poseemos. Así opinan en Tick Tack Ticket, encargada de distribuir los tiques. «Sólo una de cada diez personas que intentan comprarlos lo consigue», admite el director de la compañía, Eugeni Calsamiglia.

El problema se repite en el caso de otros grandes grupos internacionales. Año tras año hay debacles en Internet y hacerse con normalidad con las entradas se vuelve una tarea imposible.

Ocurrió con la última actuación de los ingleses The Police en Barcelona. El grupo que lidera Sting agotó en nueve horas los pases para su concierto del 27 de septiembre en el Estadi Olímpic.

El mismo tiempo tardó U2 en vender los tiques para su actuación de 2005 en Madrid. Entonces, unas 20.000 personas hicieron cola para ver a la banda del irlandés Bono en directo en la capital.

Con todo esto y el permiso de Springsteen y los demás grandes, los reventas son, al final, los únicos que disfrutan.

Los Rolling Stones no llenaron

La polémica rodeó a Héroes del Silencio por el concierto que ofrecieron en Zaragoza el pasado mes de octubre. Entonces, 100.000 personas intentaron adquirir a la vez sus localidades para la actuación. El resultado: paralización de la venta y varios detenidos por comercializar entradas falsas. Los Rolling Stones, sin embargo, no tuvieron el mismo problema. Sus satánicas majestades no consiguieron llenar el aforo para sus actuaciones en Madrid y Barcelona de este año; sus anteriores cancelaciones desalentaron a los fans.