«Carlos Martín Aguilera,  Rebeca Martín Cubero...». La escena se repitió en todas las universidades andaluzas. Con el DNI en la mano y la tila en el estómago. Un profesor entrega los códigos de barras que el estudiante tiene que pegar en cada uno de los seis exámenes. De la calificación que saquen depende el 40% de sus posibilidades para hacer la carrera deseada. El resto lo determina el expediente académico.

 

 

«¡Qué fácil!», exclamó Javier López, profesor de instituto, al ver las preguntas de análisis de texto. Ése y el examen de lengua extranjera les han parecido sencillos a los alumnos; el de filosofía no tanto. Quedan otras seis pruebas. La temida selectividad acaba mañana. Quienes aprueben tienen garantizado el verano.

 

Francisco Caballos. 18 años. «Quiero estudiar ingeniería técnica. La verdad es que no he estudiado mucho, pero creo que he aprobado. Acabo de examinarme de lengua y filosofía. He elegido a Descartes. Inglés no me preocupa porque me gusta».

 

Alejandra Bellver. 19 años. «Yo voy para estudiar farmacia. El primer día de selectividad me ha ido bien. Lo único a destacar es que hemos empezado diez minutos más tarde de lo previsto. Ahora tengo el de inglés, que se me da bien».

 

Hernán Gómez. 18 años. «No he podido hacer la selectividad en esta convocatoria porque me han quedado cinco. Creo que hay mucha presión. Hoy he venido a repartir folletos de universidades. Trabajo, gano dinero y deseo suerte a mis compañeros».