«Éramos el único centro en cuyo interior se celebraba una fiesta y la del pasado fin de semana será la última», afirmó ayer el director de Arquitectura, Leopoldo Uría. Los alumnos y organizadores comprenden la decisión. «Nadie se va a arriesgar ante un suceso como este», añadieron.

El susto seguía ayer en el cuerpo de los asistentes y organizadores de la celebración en la que «había unas 1.200 personas», según Uría y que contaba con un seguro y seguridad privada.

«El accidente era imprevisible», añadió Uría, que se mostró más tranquilo al conocer que el joven de 27 años herido al caerse de unas escaleras había salido de la UCI y trasladado a planta por la mañana.

La víctima es de Aranda de Duero y no estudiaba en el centro. «No he podido hablar con la familia, pero sé que va a mejor y eso es bueno».

Él y el rector mantuvieron una reunión en la que el director dio todos los detalles del suceso. «Las pruebas apuntan a que el accidente no se puede imputar al centro porque el joven se cayó de la barandilla cuando intentaba bajar resbalándose», recalcó Uría quien, a pesar de todo, asumirá «todas las responsabilidades que demuestren otros estudios».

La única

La celebración de Arquitectura en el interior era algo excepcional. El resto de facultades cierran sus centros a cal y canto durante las fiestas de su patrón aunque ésta se traslade a los jardines o los aparcamientos exteriores.

Aún así hay problemas en algunas como Educación, que tiene que contratar vigilancia privada para controlar a los participantes en las fiestas de Telecomunicaciones e Informática. Ésta se celebra en día laborable para Educación y otros años se han encontrado con desagradables sorpresas como heces por los pasillos.

Económicas e Industriales tienen conflictos con la champanada del 21 de diciembre. Para evitarlos han pedido que se ponga seguridad privada que controle a los que están en el botellón de fuera. Ahora mismo son los conserjes los que cierran la puerta y controla quién entra y quién no en el edificio.