A Cádiz y a Ceuta la unen muchas cosas. Comparten simbología heráldica y ambas tienen a Hércules en su escudo. Los orígenes fenicios. Los asentamientos cartagineses y romanos. Una geografía similar. Un recinto amurallado. Ceuta fue durante un siglo completo parte de la provincia de Cádiz. De aquella herencia hoy siguen repartiéndose el mismo obispado y el prefijo telefónico.

Con estos precedentes, era evidente que el acto de hermanamiento entre ambas ciudades, que tuvo lugar ayer a las siete de la tarde en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial gaditana, iba a lucir muchísimo.

Así fue. Tras la entrega floral, consumaron el hermanamiento la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y el presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan José Vivas, con la participación también del presidente de la Casa de Ceuta en Cádiz Silverio de la Yeza, cuyo tesón ha sido fundamental para que se celebrara este abrazo entre las dos orillas, y la presencia del Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos, y numerosas personalidades de la ciudad.

El hermanamiento sellado permitirá poner en marcha a partir de hoy mesas sectoriales para la colaboración en aspectos claves como los programas sociales, el acervo cultural común y toda la cooperación que permite tantos años compartiendo también los vientos de Levante y de Poniente.

Silverio de la Yeza manifestó su orgullo porque el Consistorio hubiera aceptado la petición de hermanar las dos ciudades que llevan en "sus mentes y sus corazones".

El presidente de Ceuta, Juan José Vivas, expresó la "voluntad compartida también de mejorar la calidad de los servicios que prestan nuestras dos administraciones, y de fomentar los lazos y vínculos que nos unen". Vivas cerró su intervención recordando que "para Ceuta, Cádiz será siempre nuestra hermana del alma".

El acto fue clausurado por la regidora gaditana, Teófila Martínez, quien dirigió todo tipo de loas a Ceuta "la España abierta a España que habéis sido siempre, desde hace más de cinco siglos", y alabó su voluntad de "españolidad indestructible, tras siglos y siglos de serlo, y la permanente aspiración de seguirlo siendo siglos y siglos por delante".

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