José Lladró y Juan Páramo demostraron en una mesa redonda, convocada por el Instituto de Directivos de Empresa IDE-CESEM, cómo se puede emprender un negocio con ayuda de la intuición y el sentido común, en el primero de los casos; o bien tras idear, planificar y desarrollar un plan que prevea hasta el mínimo detalle, en el segundo.
Presente y futuro
Lladró es, probablemente, la empresa española más conocida en el extranjero; sus porcelanas han llegado a más de 125 países, 50 años después de su creación por los tres hijos de unos agricultores.
En cambio, los restaurantes IBOO (de los que Páramo es cofundador y cuyo lema es alta cocina del Mediterráneo, sana y rápida) encendieron sus fogones el año pasado y ya cuentan con cuatro establecimientos, gracias al concepto de franquicia. Una cocina central asegura la uniformidad de los platos, ideados por Mario Sandoval (jefe de cocina del restaurante Coque) y evita tener que contratar a personas con una gran capacidad técnica.
Dos visiones diferentes de cómo crear y hacer crecer una empresa
Juan Páramo (IBOO)
«Como consumidores, queríamos comer bien, variado y a un precio razonable. Vimos que había una tendencia social coincidente y ningún restaurante de cocina mediterránea similar
ni aquí ni en el extranjero».
«Pedimos asesoramiento a una consultora de franquicias; les gustó tanto la idea que decidieron invertir en ella. Somos cinco socios y pasamos un año planificando el roducto».
«Lo más eficiente es el trabajo en equipo. Hay que saber delegar y cada uno debe asumir su parte de la responsabilidad en el objetivo global. Pero igual de importante es saber compartir el éxito y cumplir las promesas».
«Restaurantes rápidos hay muchos; mediterráneos, algunos; y de alta cocina, también. Pero nadie ha unido los tres conceptos en un solo establecimiento. Somos únicos, eso nos permite atraer al público».
«Las tres pes: paciencia, perseverancia y pasión».
José Lladró (Lladró)
«Nosotros no hemos hecho lo que querían los clientes, sino lo que creíamos que estaba bien. Pero hay que escuchar al consumidor».
«No hubo capital inicial. Pedimos dinero prestado a un amigo y fuimos creciendo poco a poco».
«La gente se empeña en mandar; tiene que haber normas, no mandatos. El jefe debe motivar, convencer e integrar a los empleados. También debe ser leal, dar seguridad y pedir la colaboración a todos para aprovechar las ideas».
«No son nuestros diseños, sino las innovaciones tecnológicas. No hay que descuidar el I+D».
«Hace falta las manos, la inteligencia, la voluntad y el corazón; es lo que debe poner el buen trabajador».
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