En más de una ocasión a lo largo de nuestra vida nos podemos ver obligados a aceptar un empleo de supervivencia, o lo que es lo mismo, un trabajo temporal con una remuneración muy baja y sin posibilidades de futuro, que nos servirá únicamente para ir tirando en espera de que nos llegue la oportunidad de algo mejor.

Tener un empleo temporal y con pocas posibilidades de futuro no es la situación ideal, pero no debemos desmoralizarnos, sino analizar qué nos ofrece.

Ventajas.- Estos empleos nos aseguran un sueldo que nos permite atravesar un momento de crisis. Proporcionan un beneficio psicológico, porque necesitamos sentirnos útiles y eficaces, además de un respeto social: se considera mejor al que trabaja en algo para mantenerse él y a su familia que el que se rinde y abandona.

Inconvenientes.-  En este tipo de trabajos los sueldos son bajos y es posible que nos obliguen a necesitar pluriemplearnos. El horario laboral nos deja menos tiempo para buscar un empleo mejor, por lo que nos podemos ver atrapados en un círculo vicioso. Además, son trabajos sin futuro: no duraríamos en ellos mucho tiempo aun queriendo.

Aprendizaje.-  Un empleo de estas características nos permitirá sobrevivir hasta alcanzar otro mejor. Pero hay más: podemos buscar un empleo de este tipo en donde sea posible aprender técnicas y habilidades que luego nos puedan ser útiles en otro sitio.

Currículum.- Para futuros empleos, un historial de trabajo continuo es mucho mejor que uno con grandes periodos de inactividad.

Visión de futuro.- Un trabajo provisional en unos grandes almacenes puede mejorar nuestras capacidades en ventas, trato con el cliente, etc. Un empleo temporal en una gran compañía puede ser el primer paso para hacer contactos, saber cómo funciona la empresa... Además, nunca se sabe quién nos está juzgando y cómo puede repercutir eso en nuestro futuro.