La garganta de Crevillente se convierte semana tras semana en un circuito ilegal de carreras de motos en la que muchos aficionados ponen en riesgo sus vidas y las de los demás usuarios de la vía.

Los 'moteros' que participan en estas competiciones dicen que es un lugar perfecto por los tramos de curvas peligrosas que se suceden. La velocidad máxima permitida es de 70 km/h, aunque se superan habitualmente los 150 km/he incluso los vecinos aseguran que se llega a los 200.

A menudo graban las carreras con cámaras ubicadas sobre sus propias motocicletas y después las cuelgan de internet para que todo el mundo pueda contemplar la 'habilidad' con la que manejan su montura, aunque lo que mejor se aprecia es la cantidad de graves infracciones que cometen, como invadir carriles contrarios o no respetar la velocidad máxima.