La firma del acuerdo ha tenido lugar este miércoles en el Auditori de Girona, y ha oficializado las medidas que se acordaron el 14 de julio en una reunión de la Mesa del Ter, organismo creado en 2016 para consensuar medidas sostenibles sobre el caudal del río, ha informado la Generalitat en un comunicado.

Puigdemont ha puesto en valor que se ha conseguido conciliar posiciones que aparentemente estaban alejadas pero que, "gracias a una condición indispensable de sentarse en la mesa para llegar a acuerdos, se ha hecho un trabajo en tiempo récord, sin fisuras y construyendo lo que es un acuerdo de país".

El presidente ha remarcado que el Govern no puede desatender Barcelona y, en la medida en que se pueda contribuir de forma sostenible, hay que hacerlo, pero ha reconocido que "la propia área metropolitana entiende que hay un agravio y es necesario hacer una mejor gestión del agua".

"Enseñamos qué modelo queremos para la Catalunya del futuro, cómo queremos tratar y relacionarnos con las cosas más importantes de nuestra vida, como el agua", ha manifestado Puigdemont, que ha agradecido el trabajo hecho por colectivos ecologistas, ciudadanos y también los ayuntamientos del Ter en la defensa de este patrimonio, que ha contribuido a generar una toma de conciencia colectiva.

El conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, ha considerado que con este acuerdo se consigue un reto por el cual han trabajado generaciones de personas de las comarcas de Girona con el objetivo de dar la vuelta a una situación "claramente injusta".

ACUERDO

Según este acuerdo, las extracciones del río Ter hacia Barcelona pasarán de los 166 hectómetros cúbicos actuales a los 90 hectómetros cúbicos en 2027.

Está previsto que la ampliación de la desalinizadora de la Tordera, en Barcelona, permita aumentar su producción actual con 60 hectómetros cúbicos adicionales, con una inversión de 23 millones de euros entre 2017 y 2022.

Actualmente, la concesión para gestionar el servicio de la red Ter-Llobregat fija una dotación máxima de 166 hectómetros cúbicos al año procedentes del río Ter, y entre 2018 y 2022 se prevé reducir esta derivación a 140 hectómetros cúbicos al año.

Entre 2023 y 2027 se aplicarán medidas para pasar de la media anual de 140 hectómetros cúbicos al año a los 90 hectómetros cúbicos, mientras que a partir de 2028 se realizará una nueva revisión de las directrices de explotación del sistema.