
Septiembre representa una oportunidad para recuperar las materias suspensas. Pero el verano supone un reto en el que hacer compatibles las vacaciones y el estudio. Hay que conciliar las vacaciones con la recuperación de las materias suspensas, adoptando una serie de hábitos. Desde la planificación del trabajo a introducir el juego en las técnicas de estudio, pasando por hacer que el estudiante se responsabilice de sus tareas, explica el profesor de Ciencias de la Educación, Guillermo Bautista. Estos son los consejos que da este experto de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Un plan de trabajo
Hay que hacer una planificación de estudio de las materias que hay que recuperar y cumplirla. Tener objetivos y alcanzarlos tranquilizará tanto al escolar como a las familias, a las que se sugiere la supervisión de esos ratos de estudio.
La hora del día
Aunque se aconseja estudiar por las mañanas, la hora del día dependerá mucho del estudiante y del lugar donde se pasen las vacaciones. Lo importante es que haya una mínima motivación y que le quite tiempo de las actividades que menos le gusta hacer o que son menos importantes.
Frecuencia y tiempo
El estudio orientado a recuperar unas asignaturas no debe convertirse en lo más importante durante las vacaciones. Hay que estudiar con frecuencia pero no muchas horas, y tomarse por ejemplo un par de días de descanso a la semana.
Aprender y divertirse
Lo ideal es que el estudiante intente adquirir el aprendizaje por vías entretenidas. Si se ha suspendido historia se puede buscar una película y relacionar los hechos históricos que tiene que estudiar con los que narra el film.
Entorno rico y lúdico
Se puede visitar un museo y después analizar aspectos sobre los artistas, su época o los movimientos y corrientes expuestos en la muestra. Las bibliotecas también suelen ser un lugar agradable que fomenta el estudio y el aprendizaje, además de que la mayoría ofrece actividades de carácter lúdico e intelectual.
Técnicas de estudio
Puede ser efectivo establecer un sistema de premios o compensaciones por los objetivos conseguidos, sin olvidar en ningún caso fomentar la satisfacción por el gusto de aprender. Dar ánimos y valorar los objetivos conseguidos también puede ayudar a aumentar la autoestima y la seguridad.
En compañía ayuda
Siempre que la retroacción sea positiva. Si los menores estudian con otros pueden motivarse mutuamente, acompañarse en el aprendizaje y apoyarse, apunta el experto.
Ayuda de los padres
El estudiante debe responsabilizarse de sus obligaciones y todo lo que sea una supervisión constante por parte de los padres generará estrés a toda la familia. Hay que pactar y cumplir reglas y tiempos de estudio, y que el acuerdo sea firme y realista.
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