
¿A quién no le han contado alguna vez eso de que un médico de urgencias tuvo que atender a un hombre unido íntimamente a un perro? ¿Quién no conoce a alguien que es amigo de uno que dijo que a su hospital llegó un paciente con una botella metida en su ano?
Desde el hospital Nishtar, en la localidad pakistaní de Multan, nos llegan hoy las pruebas de que esas cosas pasan.
En la imagen de la agencia Reuters se ve la radiografía del abdomen de un hombre. Y algo más: una botella de cristal. La radiografía pertenece a un hombre de 60 años que llegó al hospital con semejante complicación.
El paciente explicó a los médicos que le atendieron que
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