Representantes de los sectores económicos, sociales y profesionales de la capital catalana han dado un aprobado justo a la iluminación de Barcelona, según una amplia encuesta realizada por La Vanguardia .
El tono amarillento de la iluminación no gusta tanto por sus connotaciones tristes como por lo poco que ilumina en algunas calles y parques de lo que no es el centro brillantemente iluminado.
La peor puntuación de la iluminación de Barcelona la da el presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona, Jordi Clos, que le pone un tres.
Lo justifica por lo poco que la luz artificial de Barcelona resalta las bellas fachadas de l'Eixample cuando se hace de noche: "Tienen un potencial enorme y pasan desapercibidas durante la noche".
Los ingenieros: un excelente
En el otro extremo se encuentra el Colegio de Ingenieros Industriales de Catalunya . Su representante, Josep Maria Berengueras, le da un nueve.
Basando su nota en criterios de sostenobilidad ecológica, Berengueras afirma que "la luz de tonalidad amarillenta es la más eficiente y la más favorable a la hora de evitar la contaminación".
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