Rasmussen resaltó que era la primera vez en la historia danesa que un liberal era elegido primer ministro por tercera vez y que, de esta manera, su partido sumaba además tres triunfos consecutivos.
El líder liberal señaló que el Gobierno de coalición con los conservadores y el apoyo del ultraderechista Partido Popular Danés, no presentaría su dimisión pese a perder la mayoría absoluta por un escaño y que esperaba cerrar un acuerdo previo sin tener que someterse a la ronda de partidos ante la reina Margarita II.
Pero no aclaró si recurriría a los escaños del centrista Nueva Alianza, que prometió apoyarlo con condiciones, o a alguno de los partidos de los territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe, cuyos 4 mandatos se contabilizan más tarde.
Posibles pactos en el aire
No obstante, Rasmussen -que fue recibido entre vítores por sus compañeros de partido y al son de "We are the Champions" en un local de Copenhague-, invitó a un "amplio diálogo" con todos los que le apoyan y con toda la oposición, si bien recordó que hacían falta dos para "bailar" tango.
La líder de la oposición, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, que asumió la presidencia del partido hace dos años, se mostró satisfecha por no haber retrocedido de forma ostensible -bajó dos décimas- y por la campaña realizada, y dijo estar convencida de que derrotará a Rasmussen en las próximas elecciones.
Finalmente, el líder de Nueva Alianza, Naser Khader, resaltó que el objetivo de su partido seguía siendo romper la política de bloques, aunque su rostro serio no pudo ocultar su abatimiento por no haber podido convertirse en el árbitro de la política danesa, como indicaban todos los sondeos previos.
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