El fuego de la tradición

Folclore brasileño. Una escuela enseña Capoeira Angola, un ancestral baile cuyos participantes solían acabar matándose.

Comienzan a llegar todos ataviados con sus camisetas amarillas y estiran el cuerpo. Unos se tiran al suelo. Otros se arrodillan. Alguno coge uno de los distintos instrumentos cargados de colores y con ganas de sonar. Son los alumnos de las clases de Capoeira Angola, que imparte el brasileño Dirceu, llegado hace años de Río de Janeiro (Brasil).

Lo que sucede a continuación es una larga historia de idas y vueltas transoceánicas que concluyó en baile. «Se llama Capoeira Angola porque proviene de los bailes que traían los esclavos angoleños cuando los llevaron a Brasil», cuenta Dirceu, que pronto manda a sus alumnos a hacer una ronda.

Como si dentro del círculo hubiera una fogata, ellos se sientan y comienzan a tocar los instrumentos y a cantar un ritmo una y mil veces repetido, de esos que luego son difíciles de sacarse de la cabeza. En el medio, lo que arde son dos personas que se rozan, sin pegarse, como en cámara lenta pero siguiendo el sonido que las rodea.

«Hace siglos, en Brasil había luchas entre grupos de esclavos», explica Dirceu. «En algún momento el baile llegó a ser muy peligroso porque detrás de él se escondía una pelea profunda y habitualmente terminaban matándose. Pero hoy en día es inofensivo. Es el recuerdo de nuestra historia. Es nuestra tradición y nuestra identidad». En Madrid, los alumnos de Dirceu también han formado el grupo Ipiranga de Pastinha. Algunos días practican dentro de una academia de baile. Otros siguen el fuego de la tradición brasileña al aire libre, a la vista de quien lo desee, en Tirso de Molina y Leganés.

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