Una pareja valenciana presa en Madagascar pide un rescate como el del Chad

  • Un matrimonio lleva cuatro meses preso en condiciones inhumanas.
  • Su delito, tratar de sacar del país 48 tortugas protegidas.
Marta y Daniel, en una fotografía tomada hace un año, aproximadamente.
Marta y Daniel, en una fotografía tomada hace un año, aproximadamente.
20MINUTOS.ES
Marta y Daniel, en una fotografía tomada hace un año, aproximadamente.

"Si el Gobierno español quiere un cadáver sobre la mesa para empezar a moverse, lo tendrá". Ésta fue la reacción desesperada de Daniel Manero, de 47 años, el pasado sábado antes de declararse en huelga de sed, una vez tuvo conocimiento de la liberación de los presos españoles en el Chad, según cuenta su hermana Eva.

Ellos querían ayudar a unos niños que las vendían junto con unas vasijas de madera

El viaje de luna de miel que realizó a Madagascar junto con su mujer, Marta Magraner, de 27 años, se convirtió en una pesadilla cuando el pasado 7 de julio, al regreso del país, la Policía descubrió en sus maletas 48 tortugas protegidas que esta pareja de Llíria (Valencia) había comprado "sin saber que era delito para ayudar a unos niños que las vendían junto con unas vasijas de madera", explica Eva. Así, después de dos días, ingresaron en una prisión con capacidad para 800 presos donde se hacinan hasta 1.500 internos.

Desde entonces, todos los movimientos diplomáticos han sido infructuosos. Por eso, animados por el feliz desenlace de los presos del Chad, los familiares de Daniel y Marta han decido denunciar el caso: "Pedimos el mismo trato para Daniel y Marta porque, de momento, el Gobierno no ha hecho nada. Nadie del Ministerio nos ha llamado, sólo se han puesto en contacto con nosotros vía mail", asegura Eva.

El cónsul honorario de España en la isla, Malhas Ralison, confirmó a 20 minutos ayer que pedirá a la ministra de Justicia, con el apoyo de la Generalitat, que "les deje cumplir la pena en una institución religiosa".

"Hacen las necesidades en cubos"

Las condiciones en las que se encuentra el matrimonio valenciano son inhumanas: celdas de seis metros compartidas por 17 personas, un sólo cubo para hacer sus necesidades y ratas por doquier. Todo a temperaturas de 40 grados. Además, Marta, que es prediabética, necesita comer entre cuatro y cinco veces al día, algo que apenas consigue sobornando a los carceleros. Sin embargo, Eva puntualiza que "no los tienen así por lo que hicieron ni porque sean extranjeros. Allí están todos los presos igual, porque las cárceles son así". Por eso piden que "medie si hace falta otro país para que los trasladen a una prisión europea, si finalmente no pueden ir a la institución religiosa".

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