Luz es la primera alumna expulsada por un director de un instituto. En este caso, por Rosa García, directora del IES Ramón Menéndez Pidal de Avilés y el motivo sólo lo explica la alumna. La responsable del centro se limita a decir que «éste aplica la normativa vigente».

Se refiere al decreto del Gobierno regional por el que se regulan los derechos y deberes del alumnado, que da potestad al director para expulsar a un estudiante indisciplinado sin necesidad de que tenga que pasar por el Consejo Escolar. Entró en vigor el mes pasado y el objetivo fundamental es conseguir un buen ambiente en el centro y evitar el acoso escolar.

El Sindicato de Estudiantes, al que pertenece la alumna, ha convocado para hoy una huelga en todos los institutos de Avilés (Carreño Miranda, Juan Antonio Suanzes, La Magdalena , Número 5 , Ramón Menéndez Pidal Avilés y  Virgen de la Luz ). Delante del Ayuntamiento se concentrarán a las 12.00 horas para pedir la retirada del decreto «que permite la libre interpretación a los directores» y para que el centro rectifique su decisión respecto a Luz.

El responsable de Política Educativa de CC OO, Luis Fernández León, alerta de que el decreto puede convertirse en un instrumento «perverso en la solución de conflictos». Suatea también discrepa con la medida.

Por su parte, la Consejería de Educación insiste en que la expulsión depende ahora de los centros.

Hasta un mes fuera de clase

El decreto que regula los derechos y deberes del alumno establece que la expulsión será inmediata si el alumno pega a otro o a un profesor, le insulta, humilla o amenaza. En este caso, puede ser expulsado del centro por el director hasta un mes. Si molesta en clase o tiene faltas injustificadas, le mandará a casa tres días o le cambiará de grupo. Es similar a una norma que ya se aplica en Andalucía.

LA ESTUDIANTE AÚN VA A CLASE

Luz Santa Catalina. Estudia 1º de bachillerato.

«LLAMÉ MENTIROSA A LA DIRECTORA»

Encabezaba movilizaciones para pedir mejoras. Luz Santa Catalina tiene 18 años y éste es el primero que estudia en el IES Ramón Menéndez Pidal. Pertenece al Sindicato de Estudiantes desde hace tres años y cuando entró en el centró y observó las deficiencias («no funciona la calefacción, las ventanas están mal, las taquillas también, no hay papel en los baños...») decidió emprender junto con sus compañeros una movilización. Se concentraron el 23 de octubre «unos 150» estudiantes de los 900 que tiene el centro, y empezaron los problemas para ella. «Llamé mentirosa a la directora» y una semana después recibió una carta del centro en la que le decía que sería expulsada por ese motivo, aunque aún no se ha hecho efectiva la sanción. «No tiene ni pies ni cabeza que me expulsen por eso», dice la alumna, que cree que es una venganza por impulsar las movilizaciones para pedir mejoras. «Hay una terrible represión: ni los mayores podemos salir en el recreo», lamenta.