Los vecinos del entorno de la calle Prado Viejo han dado la voz de alarma en el Ayuntamiento de Logroño por la escasez de visibilidad y la falta de aceras en la zona.

La vía, que comunica la circunvalación de Logroño con avenida de Burgos, tiene aproximadamente unos 600 metros de longitud. Sólo unos cien están urbanizados y poseen aceras y farolas -unas ocho-.

El resto no cuenta con ninguna iluminación ni facilidad para los peatones ya que éstos tienen que caminar por la calzada o los apeaderos de las empresas cercanas.

Así, el tramo más cercano a avenida de Burgos -uno de las vías con más tráfico de Logroño- es el más peligroso. Son unos 500 metros que se sumergen en la oscuridad al caer la tarde con el consiguiente peligro para la seguridad de los viandantes a los que apenas se ve.

Además, el estado de la calzada -en inclinación y bacheado- tampoco garantiza una conducción adecuada y es habitual que se deslumbre al conductor del vehículo que viene en dirección opuesta.

Una respuesta curiosa

La respuesta del Ayuntamiento a esta situación no deja de ser curiosa. Desde el Consistorio se señala que se rechazó urbanizar la calle al estar está ocupada por fábricas y se indica que no se quieren poner farolas para evitar el riesgo de que pasen viandantes por la calle.

El mismo Consistorio indica que en próximas fechas se pensará si se urbaniza o no esa calle.

La zona cuenta con bastante tráfico rodado en las últimas semanas puesto que se han ido entregando distintas promociones en el barrio de El Arco lo que ha aumentado el tránsito de vehículos.

En el entorno comparten parcela viviendas de nueva construcción e industrias como Arisa o Pinturas Matías Jadraque. Éstas pertenecen al polígono San Lázaro, instalación que debe desaparecer en unos 20 años, según los planes del Consistorio.

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