«En mi casa solía haber cuarenta relojes de cuco para arreglar»

La Cámara de Comercio entregó ayer los premios a los mejores artesanos tradicionales madrileños de 2006. González recibió la Mención Especial al artesano más joven.

¿Por qué se decidió a ser artesano?

Estaba predestinado. Mi bisabuelo fundó un pequeño taller en 1898. Reparaba relojes y joyas de la zona norte de Madrid. Cuando yo era pequeño, el salón de mi casa era la tienda y una de las habitaciones, el taller. Era normal que hubiese 40 relojes de cuco colgados en una pared esperando para ser arreglados.

O sea, que viene de lejos...

Sí, pero nos hemos modernizado. Mi bisabuelo se recorría los pueblos en bicicleta; mi abuelo, en moto; mi padre, en coche, y nosotros ya vendemos por Internet.

¿Qué tipo de joyas hacen?

Son piezas únicas e intentamos dar al cliente lo que pide. Tenemos desde bisutería por 10 € hasta sortijas de pedida que rondan los 10.000, pasando por piercings en oro blanco y brillantes.

¿Por qué hay que comprar una pieza artesana?

Cada pieza tiene una historia, no es un modelo estándar. Además, nosotros adjuntamos un folleto en el que se explica la historia del producto: desde los problemas a la hora de hacerlo hasta los materiales o las cualidades de las piezas.

¿Qué pieza es la que más trabajo les ha llevado?

La corona de la Virgen de los Remedios de Colmenar Viejo. Es de plata, con un baño de oro de 24 kilates y esmeraldas y rubíes. Nos llevó dos meses de trabajo, ya que había que adecuarla a la figura, que es del s. XV.

BIO

Natural de Colmenar Viejo, tiene 34 años. Junto con sus dos hermanos, es dueño de una joyería fundada en 1898.

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