Dos años de cárcel para un chatarrero que agredió sexualmente a un disminuido

  • El agresor atacó a la víctima cuando esta acudió a pedirle la retirada de un mueble viejo.
  • Le hizo tocamientos, le bajó los pantalones, se colocó a su espalda y se frotó contra él, según la sentencia.
  • La víctima tiene una minuscalía reconocida del 76%.

La Audiencia de Sevilla ha condenado a dos años de cárcel y el pago de 10.000 euros de indemnización a un chatarrero por un delito de agresión sexual a un joven disminuido que había acudido a su casa a encargarle la retirada de un mueble viejo.

La sentencia de la Sección Séptima, dice que la agresión ocurrió pasadas las 23 horas del 7 de octubre de 2005 en la barriada sevillana de Bellavista, donde el joven acudió al domicilio del procesado A.I.A. para encargarle la retirada del mueble.

El acusado, según la sentencia, le hizo tocamientos, le bajó los pantalones, se colocó a su espalda y se frotó contra él, y llegó a propinarle una bofetada "ante el rechazo que oponía".

Contradicciones

El agredido, entonces de 22 años, era sordomudo y padecía una minusvalía reconocida del 76%, además de un retraso mental ligero "que le hace una persona fácilmente influenciable", según los jueces.

La sentencia reconoce que el testimonio de la víctima "tuvo determinadas contradicciones y alguna laguna que no pudo esclarecer" como si el acusado llegó a tocarle los genitales, si la puerta estaba cerrada con llave o cómo llegó a salir, pero añade que son lógicas por el tiempo transcurrido y porque su "limitación intelectual no descarta cierta alteración de la memoria".

Durante el juicio, el procesado negó los hechos, argumentó que "no es la primera vez que el chico acusa a alguien de haberle agredido sexualmente" y que prueba de que "nadie le daba crédito" es que el acusado llegó a tomarse una cerveza con el padre de la víctima en un "cordial encuentro" avalado por un testigo.

Pero frente a ello, dice el fallo que los forenses certificaron la falta de capacidad de la víctima para fabular y la dificultad que tuvo para contestar en el juicio, a través de una intérprete del lenguaje de signos, a determinados extremos de la agresión.

Explica la sentencia que "por mucho que se piense, no encontramos razones que permitan concluir que el chico pudiera tener contra el procesado alguna razón para perjudicarle" ni tampoco el interés económico, pues "es manifiesto que se dedica a la recogida de chatarra".

Junto a los dos años de cárcel, la sentencia le impone el pago de 10.000 euros de indemnización y la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la víctima durante cinco años.

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