El tantra, según Virginia, profesora en la escuela Tántrica Mítica de Valencia, es una disciplina religiosa originaria de la antigua India y del Tibet que tiene por fundamento conseguir el mayor placer durante el mayor tiempo posible.
Para lograr este objetivo hay que hacer meditación, ejercicios de respiración y concentrarse en los sentimientos hacia la pareja, añade Virginia, cuyas clases cuentan cada vez con más adeptos.
Además, los preliminares, como el abrazo tántrico (rodear con los brazos y las piernas a la pareja, ambos sentados) o el masaje tántrico (estimular el sistema nervioso del otro con caricias) hacen del sexo una vivencia más mística: «Una de sus creencias es que, a través del sexo, al llegar al clímax, te unes a Dios, de ahí el interés porque sea lo más duradero y profundo posible», aclara.
El tantra, pues, aleja a quien lo practica del aquí te pillo, aquí te mato y transmuta el sexo en una experiencia para disfrutar con todos los sentidos.
Una técnica para conocerse mejor
Los expertos dicen que el tantra puede mejorar las relaciones sexuales, ya que se consigue conocer mejor el propio cuerpo y saber lo que uno quiere: «Se aprende a ser más natural, a aceptarte como eres, a ser más receptivo sexualmente y sobre todo favorece mucho la comunicación con la pareja». Quienes lo practican confieren mucha importancia al lugar de los encuentros sexuales y apuestan por mejorarlo con velas, incienso, aceites...
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