El juzgado de Primera Instancia número 6 de Córdoba ha condenado a un cirujano plástico, identificado como E.G.H., al pago de 120.000 euros por la secuelas originadas a María Luisa Molina Badía, una paciente a la que sometió a una intervención de abdominoplastia --cirugía estética del abdomen-- en el Hospital San Juan de Dios de la capital cordobesa.

Según informó hoy en una nota la asociación del Defensor del Paciente, que ha llevado la defensa de esta paciente, la sentencia, --emitida ayer mismo--, condena a dicho médico a indemnizar a la paciente con la cantidad de 120.000 euros, así como al pago de los intereses procesales por los daños y perjuicios derivados de la abdominoplastia, a la que la paciente se sometió en septiembre de 2003 en el citado hospital.

Los hechos se remontan a mayo de 2002, cuando la paciente fue valorada por el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Reina Sofía de Córdoba, centro en el que se estimó la necesidad de practicar una dermolipectomia abdominal o abdominoplastia como posible tratamiento coadyuvante a la incontinencia urinaria que padecía la enferma. De este modo, prosigue la asociación del Defensor del Paciente, quedó incluida en lista de espera para intervención.

Con posterioridad, en marzo de 2003, la propia paciente autorizó su derivación para ser operada en el Hospital San Juan de Dios por parte del médico condenado. Tras la intervención, que se produjo el 22 de septiembre de 2003, la paciente sufrió "una crisis vaso vagal con hipotensión y anuria". Según el organismo de defensa del paciente, cabe señalar que en el consentimiento firmado por la paciente "faltaba" la firma del cirujano, "infringiendo la lex artis 'ad hoc' como ha estimado la sentencia".

Por problemas de anemia, la enferma sufrió complicaciones y requirió ser reintervenida de nuevo ese mismo día, precisando trasfusiones de sangre y presentando crisis hipertensivas en días posteriores, hasta que recibió el alta el 28 de septiembre de ese mismo año.

No obstante, el 11 de octubre tuvo que volver a ingresar al presentar una herida abierta con infección, exudado purulento y necrosis, siendo intervenida otra vez el 23 de octubre. Así, no fue hasta el 3 de noviembre cuando recibió el alta definitiva, siendo las secuelas "tremendas".

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